martes, 27 de agosto de 2013

El rayo o la chispa



Quizas sea este relato el mas apropiado para empezar, pues desde hace dos dias unas fuertes tormentas, con fuertes truenos y cientos de relampagos, estan sobre Palma y no hay manera de dormir con tanto trueno y aparato electrico. Espero que os guste y disfruteis de leerlo.



                                       


Nunca olvide aquello que ocurrió, o mejor dicho aquello que atravesó mi casa, desde la puerta de la calle Oliva, hasta la puerta falsa de la calle Manuel Gómez, en aquella tarde de invierno. Todos podemos recordar como son esas tardes de tormentas en el pueblo, (tormentas fregenaleras que diría mi cuñado Rato, porque vienen desde la parte de Fregenal) tardes en la que solo quieres estar metido en casa, al lado de la candela o sentado en la mesa camilla, con el braserito bien encendido. Los que conocían mi casa y creo que es mucha gente, pues todos pasaban por ella para pagar el recibo de la luz, recordaran que tenia un pasillo, desde lo que podríamos denominar como “recibidor, comedor, despacho y cabina telefónica” hasta la cocina. Esa tarde nos encontrábamos todos sentados en la camilla, acordándonos de Santa Bárbara bendita, todos menos mi hermana Lola que se encontraba de pie planchando y delante del pasillo, yo creo que fue un milagro lo que evito que a mi hermana le ocurriese algo muy malo. Mi hermana se acerco a la camilla para hacer algo y fue en ese preciso instante que ella dejo el pasillo libre cuando ocurrió. Una luz cegadora, seguida de un ruido que no podría explicar, paso por delante de nosotros y se metió en la tierra, dejando un rastro de cables quemados y un olor muy raro. Que susto, nadie se movía, nadie decía nada, mi padre al rato solo acertó a decir, que aquello había sido una chispa, pues vaya con la chispa, mi hermana Lola se salvo por los pelos. Después una vez tranquilizados, fuimos a ver y efectivamente, la chispa o el rayo entro por la línea del teléfono y descargo por una piqueta que tenia mi padre puesta a tierra. En mi casa, hablar por teléfono en los días de tormenta siempre fue muy peligroso, a pesar de tener un tablero de madera con cuatro patas de un material aislante, cuando hablabas con tormenta y caía un rayo por la cuesta el Sillo, se escuchaba a través del auricular un chasquido, y es que la línea del teléfono de mi casa eran dos cables de cobre de 16 m/m, que colgaban de unos postes de castaño, mal clavados en el suelo, y que venían de la casa del electricista de Cumbres hasta mi casa, directamente y claro mas de un rayo les cayo encima. Por otra parte yo creo, que en la única casa que podía caer un rayo era en la mía, pues aquella casa era lo mas parecido a una central termina, tantos cables por todos lados, tantas bombillas encendidas, en mi casa todo era eléctrico, hasta un espanta gatos que mi padre fabrico era eléctrico, ya os contare como me lo pasaba yo viendo a los gatos escapar corriendo por los tejados. Un beso para todos.
A.Vaello

1 comentario:

  1. Antonio eres un buen contador de historias sigue no pares,un abrazo.

    ResponderEliminar

Para hacer un comentario,es necesario estar registrado.